TEMPE, Arizona - El año pasado, Al Alburquerque estuvo hospitalizado durante tres días en su la República Dominicana. Al lanzador lo ingresaron el 2 de enero del 2015 porque había contraído chikungunya, un virus que se estaba propagando por el Caribe. Por dos semanas, Alburquerque tuvo dificultades para caminar. Y durante cuatro meses, no se sintió normal.
Dijo Alburquerque, "No comencé a sentir que estaba listo hasta que habían transcurrido los primeros dos meses de la temporada regular".
Alburquerque fue una revelación en el 2014, campaña en la que registró efectividad de 2.51 en 71 presentaciones por los Tigres. Pero el oriundo de San Pedro de Macorís tuvo dificultades en el 2015 y terminó la temporada con promedio de carreras limpias de 4.21. Como consecuencia, Detroit no le ofreció contrato para el 2016.
El 19 de enero, Alburquerque firmó por US$1.1 millón con los Angelinos, quienes esperan que el diestro logre un repunte y aporte la recta que tanto necesitan en el bullpen.
De su parte, Alburquerque considera que está en mejor posición ahora para cumplir con semejante encomienda.
"Me siento mucho mejor ahora, afortunadamente", dijo el serpentinero. "Siento que la bola me sale de la mano con facilidad y me siento cómodo con el slider. Mi cuerpo se siente bien".
El virus del chikunguya, que llegó a las Américas a finales del 2013, se transmite por picadas de mosquito y suele causar fiebre y dolores en las coyunturas. No existen vacunas ni medicamentos para combatir la infección. Por lo general, a los afectados se les indica que tomen mucho líquido con el fin de eliminar el virus de sus organismos.
Alburquerque ya había comenzado su programa de tiros cuando se enfermó. Tuvo que suspender sus actividades y comenzar de cero a finales de enero. Cada vez que corría, se sentía más adolorido que de costumbre. Su acondicionamiento se vio afectado y por eso, dijo el pitcher, su brazo no se sentía bien.
En la pretemporada del 2015, Alburquerque terminó cediendo nueve carreras en apenas 8.1 innings de labor. Finalizó el mes de abril con promedio de carreras limpias de 9.00 y estuvo promediando 92.8 millas por hora con su recta, lo cual representaba una disminución en su velocidad.
"Todas mis coyunturas me dolían y no me pude preparar para la temporada como debo", dijo Alburquerque.
No obstante, a medida que fue avanzando la campaña, Alburquerque fue mejorando. Entre principios de mayo y finales de agosto, registró efectividad de 2.56. En septiembre permitió ocho carreras en 8.1 innings de labor, pero la velocidad en su recta mejoró a 96.3 MPH.
Alburquerque llegó al sábado con cinco carreras (dos limpias) y ocho hits permitidos en tres innings de labor en la Liga del Cactus este año. Ha otorgado un boleto y ha ponchado a cinco bateadores en ese tramo. No obstante, el quisqueyano dice sentirse mucho mejor de lo que los números indican.
"Ya estoy notando la diferencia", dijo Alburquerque. "Este año ya se siente distinto. Me siento mejor, mucho mejor, con todo".
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